Abrí el portón. La bolsa de basura pesaba, pesaba mucho. Salí hacia afuera y volví a serrarlo encaminándome hacia el canasto, el cual estaba casi en la esquina.
Todo estaba oscuro, no había luna lo que lo hacía más oscuro que de costumbre, solo iluminaban las estrellas ya que estaba en el medio del campo. Me extrañaba que pasara el basurero. Estaban desiertas todas las calles, como siempre.
Intente levantar la tapa del contenedor, pero estaba muy pesada. La levante, con toda la fuerza que pude, e hizo un estruendoso ruido. Deposite la bolsa dentro. Estaba por irme pero algo llamo mi atención, me pareció asomarse algo entre los pastizales de en frente. Estos se zamarreaban. De pronto una brisa, fuerte, me invadió.
Mis piernas comenzaron a moverse, intente detenerme pero no funcionaba, me dirigía hacia los pastizales sin remedio.
De repente me detuve. No veía nada fuera de pasto, los cuales median como dos metros de alto. Sentí miedo, estaba aterrada, lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
Intente volver a caminar…pero un golpe seco me detuvo. Un hombre me cogió del cuello arrastrándome en reversa, a una velocidad sobrenatural, golpeándome contra un árbol. Y me sostuvo allí, en el aire.
Comencé a llorar en serio, iba a morir, aquel hombre iba a matarme. No veía su rostro, pero media unos dos metros, aunque debía tener poco más de 20 años. Comenzaba a quedarme sin aire, todo se volvió nublado. Empecé a perder la vista… y de pronto caí al suelo. Comencé a toser aun no respiraba bien.
El hombre fue arrojado por una sombra con tanta fuerza que casi pude verlo volar. Una extraña sombra la cual descubrí era un muchacho unos pocos años más joven que el otro.
_ el sacrificio debe llevarse a cavo el ultimo día del plenilunio_ dijo el más joven, con tono divertido _ idiota.
¿Sacrificio? ¿Ultimo día de luna llena?
_ ¿y a mí que mierda me importa?_ dijo el hombre adolorido, levantándose del suelo.
_te importa. Si lo vuelves a intentar_ caminó hacia el hombre y lo levanto del cuello. La diversión se había ido de su voz._ yo mismo te mato_ concluyó, con una sonrisa siniestra.
Lo bajo lentamente, al piso, mirándolo con desconfianza, y lo soltó. El otro tipo se sacudió la camisa con las manos, haciéndose el indignado. Este mismo miró al muchacho fijamente a los ojos.
A una velocidad sobrehumana, el más grande, intento venir tras de mi otra vez. Solo escuche un crujido. Vi a al hombre caer y al muchacho con algo, que goteaba un liquido, me supuse sangre, en su mano. El muchacho le había arrancado el corazón como prometió, y esa sonrisa siniestra volvió a su rostro.
_Te lo advertí_ murmuro.
Yo estaba aun en shock, no entendía nada de lo que estaba pasando, “esto ha de ser una pesadilla”, pensé, “la peor y más real pesadilla de mi vida”. Estaba horrorizada.
_hola _ Su sonrisa se expandió.
Comenzó a caminar hacia mí, lentamente. Quise salir corriendo, quise gritar pero mis piernas seguían sin responderme y no podía abrir la boca. Las lágrimas volvieron a mis mejillas. Sollocé.
Se detuvo frente a mí, observándome. Solo nos separaban menos de diez centímetros.
Llevo sus labios hacia mi garganta, oliéndome, muy despacio. Sus labios casi tocaban mi cuello. Los elevó, llegando a mi oído, rozándolo. No podía moverme. Seguía llorando.
_Es una lástima_ dijo, aun, con su boca en mi oreja.
Sus labios descendieron nuevamente a mi cuello, haciendo contacto con mi piel. Gemí.
Comenzó a alejarse, dando un paso hacia atrás. Volvió a observarme.
_Nos vemos la semana de plenilunio_ murmuró hacia mi.
De pronto todo se volvió nublado y caí en una profunda oscuridad.
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